Puede causar mucho impacto ver en vivo en el programa de TV “My strange addiction” a una persona comiendo vidrio o papel, pero es aún más inquietante saber que mucha gente padece estas extrañas conductas que se deben a trastornos mentales o fobias. Conoce los casos más raros, las razones y los posibles tratamientos.
Toma pintura como si fuera leche
Heather Beal, de Huntsville, Alabama, tiene 43 años, y hace tres que toma pintura. Según relata, a medida que baja por su garganta, percibe una sensación cálida y agradable, como si estuviera tomando una especie de leche tibia. ¡Pero con un sabor químico que le encanta! Su preferida es la que viene dentro de los marcadores.
Contienen metales pesados
Las Bibliotecas Nacionales de la Salud informan que algunas pinturas tienen metales pesados, como plomo y mercurio, entre otros. Y en contacto con el estómago, los pulmones, los ojos o la piel, pueden ser tóxicos y afectar seriamente la salud. En el caso de Heather, ha afectado sus riñones.
Una mujer bebe su orina
Carrie, una mujer de 53 años, bebe su propia orina, pero además la utiliza cual si fuera agua para bañarse con ella, lavarse los dientes y lavarse la cara. ¿Por qué lo hace? Dice que la siente tibia y agradable, además asegura que como padece cáncer, le ayudará a vencer la enfermedad. Lleva más de 4 años haciéndolo.
A Tempestt Henderson le gusta el jabón
Y el detergente, pero no para lavarse, sino para comérselo. Tempestt tiene 19 años, vive en Florida y asegura que es adicta a comer jabón y detergente. Come hasta cinco pastillas de jabón a la semana y como estudia enfermería, cree que antes de recibirse va a tener que vencer su adicción.
La Biblioteca Nacional de Medicina informa que el patrón de conducta de ingerir materiales no comestibles se denomina pica. Se observa más en niños pequeños, pero se puede presentar también durante el embarazo y en adultos que ansían sentir una cierta textura en la boca. Se considera pica cuando la conducta se extiende por más de 30 días.
Una adolescente toma gasolina
Su caso raro ha captado la atención de los espectadores, sobre todo porque hace muy poco un hombre murió al beber gasolina accidentalmente. Shannon explica lo que siente: "Provoca emoción en un primer momento y luego, se quema la parte posterior de mi garganta". Su costumbre tóxica llega a las 12 cucharaditas diarias.
Consecuencias graves
Ingerir gasolina puede causar problemas en el sistema nervioso como convulsiones, mareos, depresión, somnolencia y crisis epiléptica, entre otros daños, señala la Biblioteca Nacional de Medicina. También causa lesiones severas en la piel, en el aparato digestivo, como sangre en las heces, lesiones en el corazón, los ojos y los pulmones.
Brindis mortal
Al igual que una mujer en Perú, un joven llamado Josh tiene una adicción muy peligrosa: comer vidrio. Así lo contó en el programa “My strange addiction”. Cuando brinda, su máximo placer es devorar la copa, no disfrutar de la bebida. Además, en los últimos cuatro años, ha consumido más de 100 gafas y 250 bombillas.
Una mujer de 34 años ha admitido que ingiere medio rollo de papel higiénico por día. Lo lleva a todas partes porque desea comer en el coche, en el cine y viendo la TV. Su adicción le obliga a llevarse papel higiénico siempre en su cartera para consumirlo aunque no esté en su casa.
Enfrentar la adicción
Al igual que un drogadicto, la persona que ingiere cosas no alimenticias, no deja el hábito aunque sabe que le hace mal. El Instituto Nacional del Abuso de Drogas (NIDA, su sigla en inglés) define a la adicción como “una enfermedad crónica del cerebro con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de sustancias, a pesar de las consecuencias nocivas”.
Crystal es una mujer joven que confesó su rara adicción de comer polvo limpiador con el que asea su hogar. Sufre esta conducta desde los 12 años y sus sentimientos de culpa y vergüenza no le permiten contar el problema o pedir ayuda, aunque admite que ya se ha transformado en una obsesión: llega a comer polvo unas diez veces al día.
Tratamiento de la pica
Sin embargo, Crystal podría recibir un tratamiento adecuado para su trastorno. El Instituto Nacional de Medicina informa que las soluciones involucran el comportamiento individual, el medio ambiente y la educación a la familia. Entre otras medidas, la persona afectada recibe compensación positiva o “premios” cuando consume alimentos apropiados.
Haley es una chica que lleva arrancándose el pelo desde hace seis años y luego se lo come. Algunas zonas de su cuero cabelludo ya no tienen cabello. Ella contó que varias veces al día se encierra en su baño o su cuarto para hacerlo, y que esto la fue apartando del mundo exterior, por lo que ahora siente miedo a la gente.
April disfraza sus miedos
El problema de April Drucker no es dañino para su salud, pero sí para relacionarse y establecer vínculos afectivos con sus pares. No va a ninguna parte sin su muñeco ventrílocuo, pasa prendida a él las 24 horas del día. Por eso April no tiene amigos y su novio la abandonó. Su trastorno en realidad se llama fobia social.
¿Qué es la fobia social?
Es un miedo fuerte a ser juzgado por otros y a sentir vergüenza, explica el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, su sigla en inglés). El miedo puede ser tan potente que impide ir al trabajo, a la escuela o llevar acabo las actividades de cada día. Las personas con fobia social saben que no deberían sentir ese miedo, pero no lo pueden controlar.
Adele tiene 30 años y contó que le encanta comer la espuma de los cojines, como la que rellena los sofás y las sillas. Desde hace 20 años sufre esta obsesión malsana, a la que recurre en momentos de ansiedad o estrés. Ella ya ha comido unos 90 kg de espuma en su vida y sabe que eso está mal, pero siente terribles deseos de hacerlo.
Trastorno obsesivo compulsivo (OCD)
Es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos no deseados (obsesiones) y que repitan determinadas conductas (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos en nuestra vida diaria, pero para las personas con este trastorno, los patrones de conducta interfieren en lo cotidiano. Fuente: NIMH
Una mujer llamada Kimberly es adicta a los laxantes, y su obsesión apareció a raíz de tomarlos para adelgazar. En los cinco años que lleva tomando cientos de laxantes al día, fue internada varias veces por úlceras y malnutrición. Algunos estudios recientes muestran que 3 millones de estadounidenses de 18 a 54 años podrían sufrir un trastorno obsesivo en algún momento de vida.
Son ideas, imágenes e impulsos que pasan por la mente de una persona, una y otra vez. El NIMH señala que una persona con trastorno obsesivo compulsivo no quiere tener estos pensamientos y los encuentra perturbadores, pero no puede controlarlos.La tiene pensamientos obsesivos todo el tiempo.
¿Comer rocas en vez de galletas?
Una mujer sorprende con su hábito de comer rocas y cenizas. La chica acostumbraba a ingerir polvo y suciedad cuando era niña, pero desde hace más de cuatro años le gusta comer otros extraños y dañinos elementos, como la ceniza del tabaco y baldosas.
¿Cómo curar los trastornos obsesivos?
Por lo general, se considera que combinar la terapia con medicamentos es la manera más eficaz de tratar estos trastornos. Algunos estudios muestran que éstos tendrían que ver con las sustancias químicas del cerebro que llevan mensajes de una célula nerviosa a otra, como la serotonina. Es posible que una persona que tiene OCD no tenga suficiente serotonina.